La elección tipográfica
Por Ariel Garofalo
La tipografía es el elemento constitutivo en el diseño de una publicación; sin tipografía no hay diarios, ni identidad, ni noticias que contar. Su elección requiere de una visión que sepa recurrir a los mejores aportes que nos ofrece el desarrollo tecnológico sin descuidar la esencia periodística.
“Mens sana in corpore sano”, afirmó una vez y para siempre Décimo Junio Juvenal. La máxima del poeta satírico romano tiene el sabor, la vigencia indeleble de lo clásico. Como los mejores frutos del arte humano, es un bien cultural que trasciende épocas y fronteras, con enseñanzas inspiradoras para todos. Nos recuerda que las mejores creaciones siempre exigen alcanzar el justo equilibrio entre fuerzas y tensiones contrapuestas; los componentes sólo sumados armoniosamente permiten la vida equilibrada del conjunto. Juvenal nos ha regalado con su sabia simpleza el concepto, la síntesis de los atributos que tiene que tener una tipografía bien lograda: “espíritu (personalidad, carácter) equilibrado en un cuerpo (trazo, diseño) equilibrado”.
Acaso también “mens sana in corpore sano” atesora la clave del carácter más propio del genio romano: la exigencia de practicidad.
Si bien una buena fuente es el punto de partida para el diseño de una publicación, no se trata de un asunto simple. El secreto es, más allá del soporte (papel o digital), saber usarla; comprender que el trabajo del diseñador de diarios es contar noticias o historias de tal forma que puedan ser interpretadas con facilidad por nuestros lectores.
¿Cómo sabremos entonces que la tipografía que estamos escogiendo cumple con la premisa citada? ¿Cómo asegurarnos de que una fuente va a funcionar bien?
La primera condición que debe tener una tipografía para diarios es la legibilidad, la cual va estar dada por un trazo sincero, blancos internos prudentes y ascendentes y descendentes que ayuden al ritmo de la lectura. El rendimiento de texto es otro de los puntos fundamentales. En este caso el equilibrio deberá alcanzarse tanto en la cantidad de palabras por línea -para lo cual su diseño no debe ser expandido- como en la cantidad de líneas por párrafo -para lo cual sus ascendentes y descendentes no deben ser extremadamente largos-.
También la elección tendrá en cuenta las variantes que posea la familia escogida y su funcionamiento en los diferentes soportes donde el medio actúa.
Desde la visión de futuro es preciso escoger un paquete tipográfico que supere las necesidades actuales. Nuestra experiencia nos recomienda prever lo que el medio va a necesitar dentro de dos o tres años y contemplarlo al elegir la fuente. De esta forma aseguraremos una biblioteca tipográfica a la cual el medio podrá recurrir en el momento apropiado.
Otro factor de suma importancia en el diseño de un diario y en el cual la tipografía juega un rol de suma responsabilidad es la identidad. Toda publicación está dominada por la tipografía, el elemento constitutivo. Y su elección, combinación y uso son los pilares en la construcción de la identidad gráfica del medio.
Es bueno tener presente que en Latinoamérica son cada vez más los diarios que se preocupan por la elección tipográfica. Clarín y La Nación, por citar dos casos de Argentina, han trabajado sobre el diseño de al menos una de sus fuentes.
Hace unos años, en una conferencia de la Asociación de Prensa de Chile, Eduardo Danilo recurrió a una analogía muy gráfica para indicar cómo comprender mejor el negocio de los medios. Valiéndose de diagramas de Venn explicó que podíamos pensar en la intersección de tres conjuntos: el medio, el valor de marca y el modelo de negocio. La tipografía, ya sea por diseño, identidad o producción, es el elemento común a cada uno de los conjuntos y por lo tanto está en la intersección de los mismos.
Si pretendemos que las historias puedan ser contadas a través de los medios periodísticos, papel, web o audiovisual, nuestra elección tipográfica es crucial.
“Mens sana in corpore sano”.
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